Quien Siente Cómo.
Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori
Junio 2014

Curaduría: Melina Berkenwald
Registro Fotográfico: Martín Sarrabayrouse

La exhibición de Marcos Torino está compuesta por una serie de objetos y pinturas que dialogan entre sí y con la sala que los contiene. El artista construye con sus obras escenas que parecen paisajes que habitan diferentes planos de existencia. La resultante es una instalación en donde las obras se intensifican en el espacio a través de un juego de contraposición de formas, materiales y direcciones angulares. Este ensamble con la arquitectura del lugar existe a su vez en la composición de cada objeto de la muestra. Objetos que se presentan como microcosmos que también conjugan una diversidad de estructuras, colores, temperaturas, tensiones y equilibrios.

Aunque a primera vista abstractas, las obras de Torino sugieren entidades que parecen estar en movimiento o dispuestas a desplazarse. Objetos con ruedas demarcan el piso y la pared, los límites y las distancias. Las pinturas, por su parte, inventan formas etéreas que también salen del plano vertical para adentrarse en otras profundidades. Aparecen líneas que se asemejan a guirnaldas con flores, formas flameantes y otras estructuras interconectadas flotando en mundos imaginarios con ciertas reminiscencias terrenales.

El artista arma un recorrido para que el espectador transite el espacio, y para que también observe el encastre y el pasaje entre cada color y cada material que prepara con calma y con cuidado en su taller. Trabaja con dibujos y bocetos sin dejar de imaginar y calcular todos los detalles de la obra. Elige cada material. Piensa las alturas de las piezas. Define el punto ideal en donde el plano se inclina hacia el suelo. Encuentra el lugar justo para que la línea recta se rompa en una curva o para que las formas más puras se vuelvan orgánicas y amorfas.

Aunque su proceso de trabajo es principalmente interno, Torino transita al mismo tiempo por ámbitos externos en donde siempre hay acción y movimiento; como el ir y venir que de modo similar aparece en su obra. Construye matrices de madera que se transforman en bases plásticas perfectas realizadas en establecimientos industriales, que vuelven luego al taller y se terminan de ensamblar en el espacio expositivo.

Como un imaginario habitable, la exhibición podría ser un retrato de autor sugiriendo una infancia reciente ya remota. Así, la instalación como conjunto, remite a un universo lúdico y emocional que en su estilización refinada y hermética evoca una vivencia privada e inasible. Privada como el ánimo sugerido en las tensiones de las formas presentadas. Inasible como el aire –elemento muy presente en los trabajos del artista.

Una composición nueva surge entonces del espacio presente en las materialidades dispuestas a la acción y que invita al visitante a recorrerla en sus cuatro elementos principales. Aire, espacio, acción y materia, y un mundo en transformación constante y necesaria.



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